Lilith

Quizás en este mismo momento

estés allí a sus férreas alas entregada

y del antiguo oficio haciendo ejercicio

cederás sórdida tus sórdidos resquicios

a quien favor de esos consigue por nada.

No recordarás para nada entonces

a quién de verdad te hacía amada.

-Aquél severo era un real suplicio-

juzgarás seguro, entregada al vicio

renegando de mí con tu lengua deslenguada.

¿Recordarás, quizás, mi pérfida dama

que no hace mucho empuñabas mis carnes

y ansiosa las hacías presa del delirio

cuando no existía otra que mi cama?

...acaso estos versos te ayuden a recordar...

En conveniente ocasión me abandonaste.

prescindiste de mi pues querías ser jinete

cuando ensillada y herrada era tu naturaleza.

Capitán buscaste ser cuando aun eras grumete

y mal me amaste por rehusarme a tal vileza.

fue así pues el caer de mis blancas alas,

cuando en tu espalda crecieron duras

las negras alas de endiablada criatura

perdiendo yo las buenas obtuviste tú las malas 

para huir de mi volando hacía la negra espesura.

bajaste allí más abajo que el pavimento

a fundirte con la suciedad y el excremento,

allí donde te celebran la maña y el ardid

y por todo nombre tomaste el de Lilith,

la mujer de Satanás, reina de las tinieblas.

Lilith te llamo entonces, mujer escalofriante.

aquella que hermosa obra fue de Dios hecha

con el barro y la mierda que en mí no aprovecha.

En sus artes seductora, la mejor de las amantes

la peor de las mujeres, fogosa y aberrante

A ti te hablo y a ti por mal quererme te maldigo

por privarme con tu ida toda entrada al paraíso.

Escucha bien ¡Maldita! lo que ahora canto y digo

que no fue la de mi costilla la que el mal me hizo

fuiste tú la que tentome a comer del fruto enemigo

embaucando mis sentidos con tu amor enfermizo.

¡Pues bien! ¡Cantemos a ella esta condenada canción!

extendamos sus viciosos dedos por todas las entrañas

¡abramos surcos de maldad allí donde crece la pureza!

hagamos de este canto algo peor que el pecado

¡La consumación poética del pecado! ¡si, la blasfemia!

¡El pecado del pecado! ¡ sublevaos los poetas!

Abandonemos el canto a la rosa y al colibrí...

¡cantad a la lujuria, a los cuerpos, a la luna! 

¡cantad sin ritmo, sin metro, sin rima alguna!

cantemos el frenesí de la decadencia

¡condenémonos todos en el averno! 

¡ abandonemos el criterio y la prudencia!

que después de la muerte bueno es saberlo

en sus negros palacios desnuda nos espera...

¿A que esperáis hombres del mundo?

tomad cada uno por presa a la más pura

manchad de rojo las vírgenes sabanas

asediadla y abordadla de la forma más dura

hasta que su alma se tiente a probar la manzana...

¡abandonad entonces la corrompida abertura!

dejarla convertida en la mejor cortesana 

...buscad en otro cuerpo la venganza malsana...

¡Y ustedes mujeres generosas!

¡Despojaos del pilar de sus delicias!

!desnudad su arquitectura! ¡miradnos con malicia!

tentadnos con sus ojos, con sus labios asesinos

¡Empachaos del agrio licor blanquecino!

bebed la pasión que de a poco nos envicia

bebedlo aunque sea la peor inmundicia

...bebed que pronto será como el dulce vino...

¿Os desagrada mi canción? ¡ajajajajajaja!

¿demasiado explicito? ¿demasiado grotesco?

¡pues no sabes cuanto me alegro! 

te desagradará más allá en el infierno...
este es el poema oscuro, el verso negro,

esta es la oda a las bajas pasiones

oda a lo grotesco, a la muerte, a la estulticia

al cuerpo, a la sangre, la codicia...

¡Ven y únete a la humana decadencia!

¡ acércate y cumple nuestros deliciosos votos!

¡ama a nuestra señora! ¡reina de la indecencia!

¿que esperas? únete ahora y tendremos clemencia...

Ya vez maldita y horrenda señora

como a todos nos has condenado

hijos de Adán no somos ahora

somos príncipes de tu legado

forjados del fango maldito

 por la pérfida serpiente besados

nacidos para poseerte

nos condenamos en tu hermoso cuerpo

nos condenamos... me he condenado

¡Sí! me has condenado...

mientras desparramabas tu furia roja en mi pecho...

¡Si!, ¡Condenado me has hecho!...

caí en tus ojos de acero, en tus muslos mullidos

en tu pecho mortuorio, en tus senos de fuego..

me derretí en tus pieles rosadas, 

en la suave humedad voluptuosa de tu ser...

caí en tu falso amor, en tu odiosa mirada

caí en tus besos, en tus maldades, 

caí en tu indiferencia, en tu frialdad imperturbable

caí, caí, caí, caí.... y caería mil veces de nuevo....

 Después de todo te quitaste la silla,

me quitaste el sombrero y las espuelas,

me obligaste a ponerme en cuclillas, 

te erguiste victoriosa sobre mis hombros 

y con violencia me ataste el yugo en la frente...

y todo fue tu plan, todo estaba en tu mente.

nunca me quisiste, pues tú a nadie amas

me ganaste ésta vez y otras mil veces

me pateaste y conmigo barriste tus heces

...y al final de todo, Lilith, tú siempre ganas...